Orión

Rey consorte de Athel Loren.

Orión es el rey consorte de Athel Loren, un ser inmortal, aunque su existencia está unida irrevocablemente a las estaciones. Por tanto arde en su propia pira funeraria cada invierno, sólo para renacer a la vida el primer día de primavera y alcanzar la cima de su poder en el solsticio de verano.

Historia[]

Se trata de un ser cuya majestuosidad y vigor resultan terroríficos. Mide más de tres metros de altura y su ágil cuerpo verdoso siempre está lleno de cólera. Cuando las lunas se alinean durante el solsticio de verano, viste sobre sus hombros un bello manto tejido por su reina y se coloca ante él, de forma reverencial, el gran cuerno de la Cacería Salvaje; y, cuando la conjunción de los planetas es inminente, toma sus armas del altar del Roble Eterno. Durante la medianoche, Athel Loren se queda en el más profundo de los silencios, pues todos sus habitantes saben que la Cacería Salvaje está a punto de empezar.

Cada año, en la víspera del equinoccio de primavera, los Jinetes Salvajes seleccionan un joven príncipe que llevará el manto de Orión el próximo año. Este elegido es conducido al Roble Eterno y queda al cuidado de Ariel. Allí, se obra el milagro del renacimiento, esculpiendo de nuevo a su marido perdido a partir de la carne del elegido y el espíritu de Kurnous. A la mañana siguiente, el elegido surge del abrazo del Roble no como Elfo mortal, sino como Orión, el Rey del bosque de Athel Loren. Sin embargo, el fuego de Orión no arde durante mucho tiempo, pues al llegar el invierno se apaga una vez más hasta la primavera próxima. Así es como deben ser las cosas; el proceso continuo del nacimiento y la muerte. Aunque el poder de Orión durante el solsticio de verano es desenfrenado, durante el solsticio de invierno se entrega voluntariamente como sacrificio al ciclo de la vida.

Cuando su reino se ve amenazado, Orión es el primero en salir en su defensa. Cuando Orión renace, empuña sus poderosas armas de guerra y sopla su gran cuerno, convocando la Cacería Salvaje. El espíritu de Kurnous arde en el interior de Orión en esta época, lo que conmueve los corazones y las almas de los Elfos Silvanos. Por el bosque se extiende una emoción salvaje y una energía desbocada cuando el cuerno de su señor empieza a resonar por todo Athel Loren, y la tierra tiembla cada vez que sus portentosas pezuñas se posan sobre ella. Todos los Elfos y espíritus del bosque Cada Elfo siente la atracción del impulso salvaje y desbordante energía de Orión. Atraídos al lado de su rey, muchos de ellos abandonan de buen grado sus preocupaciones civilizadas y ceden al más primitivo de los impulsos, dejándose arrastrar por la emoción de la caza y el sabor embriagador de la sangre en el viento, cometiendo actos de un salvajismo indescriptible contra sus enemigos, saciando por completo su sed de venganza. Plantarse en el camino de Orión es plantarse ante la furia de una tormenta de rayos; y son pocos los que sobreviven a su inconmensurable poder.

Aunque la naturaleza de Orión siempre está impregnada por la alegría Kurnous de la caza, su temperamento puede variar mucho de un año a otro. Mientras que Ariel e Isha han sido durante mucho tiempo una y la misma, y sus deseos fusionados en un solo todo, la personalidad de Orión es una fusión no sólo de Kurnous y los elegidos, sino de todos los Elfos que ha llevado el manto de la realeza desde el principio. Estas mentes de más edad son débiles, y rara vez influyen en las acciones de Orión directamente, pero sus voces susurran a través de sus pensamientos. A veces, ofrecen consejos, otras amonestan y reprenden. Kurnous es la voz más fuerte de todas y el único que puede suplantar activamente los deseos del elegido. Aunque la personalidad del Dios Cazador ha sido erosionada por el continuo ciclo de muerte y renacimiento, su legado de poder primario y la sabiduría divina está más allá del reconocimiento mortal. Es por ello que el elegido debe ser fuerte de voluntad ya que debe luchar con el espíritu de Kurnous y dominar a los otros espíritus en su alma porque si no perderá la cordura Es una carga pesada y una que crece a cada ario que pasa, porque cada ciclo de renacimiento añade una nueva voz al coro. En ocasiones, un elegido vacilará en su propósito y en esos años el poder sin límites de Orión está en poder de una mente astillada y díscola.

Los rituales de selección del Elegido se mantienen cuidadosamente ocultos, porque siempre hay alguien que quiere subvertir el proceso por sus propias razones En varias ocasiones, tanto los Elfos de Ulthuan como los de Naggaroth han tratado de interferir en el renacimiento de Orión, con la esperanza de dirigir a los Elfos Silvanos a su gusto. Tampoco, por desgracia, el pueblo de Athel Loren es totalmente inmune a la tentación de interferir. A pesar del sacrificio que requiere el acto de renacimiento de Orión, más de una familia noble se alegraría de ver a un miembro de sus parientes elevado a la posición de consorte de Ariel, aunque sea sólo por un año. De hecho, algunos de los señores más ambiciosos ven el momento de la elección como la posibilidad de una doble victoria, la gloria que supone la selección de un familiar y de no tener que competir con ese familiar para honores ulteriores. Pocos Elfos admitiría tal sentimiento en voz alta, por supuesto, porque la sociedad de Athel Loren se considera por encima de esas intrigas pero la verdad del asunto radica en saber cómo buscarlo.

No es sólo la intriga mortal la que debe vigilarse, ya que muchos dioses que estarían encantados de inmiscuirse en el acto de renacimiento de Orión. La primera de ellas es Anath Raema, la Cazadora Salvaje. Hacía mucho tiempo que codiciaba el afecto de Kurnous y desde entonces no ha hecho distinción entre el ser piadoso al que una vez deseó y la forma que asume cuando se adentra en el mundo mortal. En muchas ocasiones, Anath Raema ha tratado de forzar la elección de un príncipe más en sintonía con sus encantos que con los de Ariel. La mayoría del tiempo, sus esfuerzos se encuentran con el fracaso, pero no siempre. Los Elfos Silvanos rara vez hablan de esas estaciones en las que el corazón de Orión está dividido y simplemente los llaman los "años oscuros" con la promesa de no dejar que esos momentos se vuelvan a repetir.

En aquellas ocasiones en que Orión renace con un alma ensombrecida, sólo hay un consuelo, al igual que hay una enorme aflicción al final de esos años en que ha surgido del Roble Eterno como un parangón entre los Elfos. Sabio o loco, noble o embrujado, cada encarnación de Orión debe terminar de la misma manera, en las llamas de la hoguera del solsticio de invierno.

Para leer más en profundidad, ver la Historia de los Elfos Silvanos.

El Fin de los Tiempos[]

El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.

Batalla de Withelan[]

Por primera vez en muchos inviernos, Orión no se había rendido al fuego, pues con la desaparición de Ariel, sabía que no habría regresado con la primavera. La parte de él que era Kurnous estaba contenta, porque no podía soportar seguir viviendo ahora que su amada Isha había desaparecido del mundo, para todos excepto el eco que albergaba dentro Alarielle. La parte de Orión que era mortal estaba triste, porque sabía que cuando desapareciera, los elfos silvanos serían cambiados para siempre. Sin embargo ambos aspectos, antiguo dios y príncipe elfo, estaban unidos por su resolución. De este modo llegó Orión a Withelan sin miedo, y su corazón dio fuerza a todos los que lucharon a su lado.

Batalla de Withelan.

Objetos Mágicos[]

Lanza de Kurnous.

Cuerno de la Cacería Salvaje.

Capa de Isha: La Capa de Isha es la única protección que lleva Orión cuando marcha a la batalla, y la única que necesita, protegiéndolo de la magia maligna gracias a que la propia Reina Ariel la ha tejido con las hojas de los serbales, los árboles sagrados del Jardín de Isha. Esta prenda sagrada la teje de nuevo cada primavera la Reina Maga, quien le concede una porción de su propia fuerza, asegurando que las heridas que sufre sean fugaces.

Garra de Halcón: Se trata de del gigantesco y potente arco largo que Orión utiliza para acabar con cualquier enemigo que pretenda huir de él. Elaborado a partir de una rama caída de un abeto muy raro, Garra del halcón es el pináculo del oficio de cazador. De todos los Elfos, sólo Orión posee la fuerza necesaria para tensar esta arma. Y así debe ser, pues, como el mejor cazador del bosque, tiene la habilidad para manejar Garra de halcón a pleno rendimiento.