Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Imagen Enjambre funerario

"¡Tened cuidado! Millares de insectos saldrán de las arenas como una plaga y en una cantidad que no podréis contar..."

Kharrahtut, Sacerdote Funerario de Quatar

Las tumbas y pirámides de las necrópolis están infestadas de restos resecos de escorpiones, escarabajos y otras muchas criaturas venenosas que moran en el desierto. Aunque dichos seres lleven muertos mucho tiempo, la mera presencia de los Sacerdotes Funerarios y los Reyes Funerarios basta para reanimar sus vacías carcasas, haciéndolos salir de sus escondites alrededor de los templos mortuorios y bajo las tórridas arenas. Los Sacerdotes Funerarios han desarrollado ya una gran maestría en el control de estas criaturas, y pueden convocarlas a voluntad mediante encantamientos mágicos. Así pues, cuando las legiones de los Reyes Funerarios van a la guerra, lo hacen acompañadas de Enjambres Funerarios que avanzan esparcidos por todo el horizonte, como un manto negro de cuerpos reptantes.

Quienes sean lo bastante insensatos como para tratar de hacer frente a un Enjambre Funerario quedarán sepultados en segundos por la imparable oleada de escarabajos y escorpiones reanimados, pequeños No Muertos que muerden, clavan y se introducen en los cuerpos de sus víctimas buscando el calor que desprenden todas las criaturas vivas. Las víctimas que abren la boca para coger aire o para gritar de horror son rápidamente silenciadas por un aluvión de insectos, que se introducen por sus gargantas y las devoran desde dentro.

Historia[]

Los Enjambres Funerarios responden en general a cualquier tipo de magia que reanime a los No Muertos, pero se sienten especialmente atraídos por los Sacerdotes Funerarios y los Reyes Funerarios. Al no poseer alma propia, estos insectos son fácilmente controlados por la implacable voluntad de los Reyes Funerarios. En cuanto se les deja operar por su cuenta, revierten a su comportamiento instintivo de ocultarse en los agujeros y los lugares oscuros, lo cual los conviene en vigilantes ideales para guardar las pirámides de los Reyes Funerarios. Cualquier intruso que retire de su sitio una lápida o el bloque de piedra que tapa una entrada corre el riesgo de verse inundado en apenas segundos por un inacabable enjambre de insectos No Muertos. Estas criaturas se deleitan devorando la cálida sangre y la tierna carne de los vivos, y su hambre parece no saciarse nunca. Tras envenenar a sus víctimas con centenares de mordiscos y aguijonazos las consumen rápidamente, devorando por igual la piel, la ropa y los huesos.

No hay escapatoria posible de un Enjambre Funerario, pues los insectos que lo componen pueden meterse por los recovecos más pequeños sin el menor problema. Los Enjambres Funerarios son capaces de desplazarse con facilidad bajo las cambiantes dunas del desierto de Nehekhara, para aparecer de pronto directamente bajo los pies de sus inadvertidas presas. Sin la menor advertencia, un Enjambre Funerario puede abrirse paso a través de cualquier oquedad que haya en el suelo, rebosando hacia la superficie para atrapar a sus víctimas y volver a desaparecer con ellas bajo la arena.

De todas las criaturas No Muertas que forman el grueso de un Enjambre Funerario, hay dos que tenían especial significación en la antigua sociedad de Nehekhara. Una de ellas son los carnívoros escarabajos Khepra, de los que se creía que eran mensajeros de Usirian, el dios del Inframundo, y que en el mundo mortal obraban como sus agentes, permitiendo al dios ver a través de sus ojos y estar al corriente de todos los pecados cometidos por los hombres. Se decía que aquellos que contrariaban a Usirian sufrían su terrible castigo en el otro mundo: Usirian les negaba la entrada al dorado paraíso, y en vez de ello los condenaba a los más bajos niveles del Inframundo, donde una colonia de escarabajos Khepra anidarían en sus cuerpos y roerían sus entrañas por toda la eternidad.

La otra criatura de importancia eran los negros escorpiones del desierto. El escorpión es la forma en que se representaba a Sokth, el dios de la traición y los asesinos. Los antiguos nehekharianos creían que los escorpiones nunca picaban a los seguidores de Sokth, así que los acusados de matar a alguien eran arrojados al interior de un pozo de escorpiones. Si de algún modo lograban sobrevivir y salir del pozo por sus propios medios, se consideraba una señal inequívoca de que estaban protegidos por Sokth y por tanto eran culpables del crimen de asesinato (la pena para el cual era ser arrojado al interior de un pozo de serpientes). En cambio quienes perecían en el pozo de escorpiones eran considerados inocentes; aunque ello les servía de poco consuelo, claro, pues morían en terrible agonía con el cuerpo lleno de veneno.

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (6ª Edición), pág. 28.
  • Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª Edición), pág. 43.
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