Los Corceles Élficos son la mejor de todas las razas equinas que habitan el mundo de Warhammer. Tanto los Altos Elfos como los Elfos Silvanos y los Elfos Oscuros emplean caballos élficos. Se tratan de bestias bellas, nobles, inteligentes, veloces y gráciles, y su agilidad no es comparable a la de ningún otro rocín de los empleados por otras razas menores. Mientras que el caballo de guerra bretoniano y el semental del Imperio son caballos fuertes, resistentes y fieles, los caballos élficos están entrenados para ser rápidos, ágiles, astutos y para conformar una unión con su jinete y no ser un mero títere de sus designios.
Descripción[]
Estos caballos tienen un fuerte lazo que les une a sus jinetes, lo que proporciona al conjunto una peligrosa gracia inigualable. Pocos humanos pueden igualar la habilidad y maestría de los jinetes elfos. Tal es la confianza que los corceles élficos sienten por sus maestros que cabalgarán impávidos al fragor de la batalla sin necesidad de que su jinete les dé una instrucción hablada. El vínculo entre un elfo y su montura no requiere de la brutalidad o la provocación que emplean las razas menores para obligar a sus caballos innobles a ir a la batalla.
Los corceles élficos son originarios de la isla de Ulthuan, y aunque se encuentran en todos los reinos élficos, los mejores proceden de las extensas llanuras de Ellyrion, donde grandes manadas de caballos cabalgan ruidosamente. Se trata de una tierra de veranos agradables y suaves inviernos. Tocados por la magia benefactora y alimentados por los grandes pastos de la estepa, los corceles de Ellyrion son los más rápidos y nobles de las bestias de cuatro patas. Rápidos como el viento y leales hasta la muerte, es la montura perfecta para la nobleza élfica.
Por este motivo son la envidia de los Elfos Oscuros, que recorren amplias extensiones con el único propósito de robar corceles de Ellyrion y utilizados para su propia caballería, intentando robar los de color negro más concretamente. Los corceles de Ellyrion saben los parientes oscuros de los Asur intentarán doblegarlos y obligarlos a servir a contra los habitantes de Ulthuan. Por ello, cuando sienten la llegada de los druchii, se mantienen ocultos en sus abrevaderos secretos. Incluso un guerrero de Ellyrion podría buscar en las llanuras durante toda su vida y nunca encontrar las pasturas secretas de las caballadas. Esos lugares solo los conocen los propios corceles, y los primeros elfos que se asentaron en Ellyrion siempre han respetado su privacidad. Sería imposible encontrar los rebaños a menos que quisieran ser encontrados.
Los Señores de los Caballos de Ellyrion viven en armonía con sus monturas. Prefieren no romper el espíritu de sus monturas con un proceso de doma prolongado. En lugar de eso, los hechizan con magia y los caballos les obedecen voluntariamente. Los Elfos recompensan esta lealtad con amabilidad. Persiguen a cualquier extraño que dañe a sus corceles y les castigan con la más absoluta severidad. Un conocido proverbio de Ulthuan dice: “Mejor maltratar al hermano de un Ellyriano que a su caballo”.
Uan vez cada pocas décadas se produce un fenómeno conocido como la Gran Caballada, un fenómeno admirado por los habitantes de Ellyrion en las que los corceles élficos salvajes se unen para formar una gran manada y recorrer las llanuras del reino.
Expansión[]
Cuando los Elfos empezaron a explorar el mundo y a fundar colonias allende los mares, llevaron consigo manadas enteras de estos sementales. Tras siglos viviendo en el Viejo Mundo, los elfos entraron en conflicto contra los enanos en la denominada Guerra de la Barba. Tras su derrota, los colonos elfos abandonaron el Viejo Mundo y regresaron a Ulthuan, muchos de los corceles élficos fueron abandonados, volviéndose asilvestrados. Estas manadas de caballos élficos vagaron libremente por los prados y llanuras alrededor de las abandonadas ruinas élficas, cruzándose con los caballos salvajes que allí vivían. Con el paso del tiempo, esta mezcla de sangre dio como resultado la creación de una nueva raza, el Caballo de Guerra de Bretonia.
Sin embargo no todos los elfos decidieron abandonar el Viejo Mundo, algunos de ellos decidieron quedarse. Estos elfos eran los antepasados de los Elfos Silvanos del Bosque de Loren. Uno de los linajes élficos que se quedaron se llevaron a sus corceles élficos con ellos hacia la seguridad de los claros del bosque, donde ahora pastan en las llanuras del sur del bosque. Los pocos extranjeros que llegan a ver a estos caballos retozando en las praderas se niegan a creer que son seres mágicos que se han cruzado en su camino. En realidad, los corceles de Athel Loren no tienen más magia que cualquier otro habitante del bosque, aparte de la alegría infinita de toda criatura nacida en libertad. En tiempos de paz, estos caballos pastan en diferentes claros hasta que sus jinetes vuelven a requerir sus servicios.
Los Elfos Oscuros también emplean caballos élficos, pero dada la naturaleza de los Druchii y sus métodos de cría, dieron origen a una variante del caballo élfico, conocido como Corcel Oscuro, una parodia cruel y desalmada de esta noble raza equina.
Imágenes[]
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (4ª Edición), pág. 10.
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (7ª Edición), pág. 10.
- Ejércitos Warhammer: Elfos Silvanos (6ª Edición), pág. 30.
- Ejércitos Warhammer: Bretonia (5ª Edición), pág. 45.
- Novela: Sons of Ellyrion, por Graham McNeill.
- Cap. 7: Black Swans.
- Cap. 9: War Calls.