Grandes Cañones

"No hay problema que no se pueda resolver con cañones."

—Ingeniero Jefe Boris Kraus de Nuln.

Los cañones son armas peligrosas aunque impredecibles cuya fabricación se limita a unos pocos grupos de expertos humanos y enanos. Los Grandes Cañones de la Escuela de Artillería son el terror de los enemigos del Imperio. Los potentes cañones producen un sonido atronador al disparar bolas de hierro, con poder de penetración que destrozan las filas enemigas con una fuerza devastadora, aniquilando a regimientos enteros.

Descripción[]

Estas inmensas armas forman la columna vertebral de una batería de artillería imperial, capaces de arrojar solidas bolas de hierro al enemigo con las que atravesar columnas y devastar formaciones. La armadura no es una protección contra una bala de cañón y el efecto que un disparo bien dirigido puede tener en regimientos apretados no puede subestimarse.

Los grandes cañones varían en longitud y tamaño, pero tienen que ser lo suficientemente pequeños como para ser arrastrados en sus carruajes hacia y desde los campos de batalla. Una vez desplegados, rara vez se mueven ya que eso implicaría enganchar a los ponis de tiro. Es vital que estén en la posición correcta para causar el máximo daño al enemigo antes de que comience la batalla. Se recomienda desplegar los grandes cañones en terreno elevado, ya que el ángulo de elevación permite un mejor campo de visión, mejora el alcance y permite una mayor fuerza en el impacto, debido a los efectos inevitables de la gravedad.

El tiro de un proyectil sólido puede ser reemplazado por el disparo de un racimo de metralla. Esto se usa para las descargas que requieran de un alcance más cercano que el tiro sólido, a menudo cuando el enemigo carga contra el propio cañón. El racimo de metralla está hecho de una bolsa de lona llena de proyectiles de hierro redondos y sólidos del tamaño de bolas de mosquete. Cuando golpean un objeto sólido, la bolsa se divide, dispersando los proyectiles sobre un área amplia y a gran velocidad. El daño que esto le causa al cuerpo humano es indescriptible, e incluso los fragmentos de los huesos que quedan destrozados por el impacto puede salir disparados por los aire, causando aún más daño.

Pero en ocasiones los cañones funcionan mal. Las deficiencias en los métodos de fundición pueden dejar fisuras u otras incorrecciones que causan que exploten al ser disparados. También puede ocurrir que la pólvora puede no explotar o explotar antes de tiempo. A pesar del espectacular accidente ocasional, los cañones son armas letales que han sido fundamentales para ganar más de una batalla en nombre de sus usuarios.

Cuando funcionan, los cañones son capaces de destrozar la moral incluso al enemigo más determinado, al destruir sus enormes formaciones de soldados y arrasar sus ciudades. Ni siquiera las criaturas más poderosas se quedan impasibles ante el poderío de un Gran Cañón tal y como se demostró en el Asedio de Middenheim, cuando el Maestro Artillero Pumhart von Steyr decapitó a un Dragón con un único disparo especialmente bien dirigido.