Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Advertisement
Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Arpía por Dave Gallagher

Las Arpías son Hijas del Caos particularmente repugnantes, unas criaturas aladas con un cuerpo que es una parodia de una mujer. Desde lejos, pueden parecer ágiles y con una bonita figura (incluso oscuramente seductoras), pero de cerca se hace patente su verdadera naturaleza. El rostro de una Arpía está distorsionado y deformado, y sus ojos no transmiten humanidad ni inteligencia, solo crueldad instintiva. Sus labios no son los de una mujer, ya que están torcidos en una sonrisa lasciva, revelando unos dientes afilados como agujas goteando sangre y saliva. Las extremidades de estas criaturas no son suaves ni bien proporcionadas, sino duras y con unos tendones como el acero que les proporcionan una agilidad y velocidad extraordinarias.

Descripción[]

Las Arpías son salvajes y maliciosas, y apenas muestran tenues destellos de inteligencia (y cuando lo hacen, es siempre con fines malvados). Criaturas de una cobardía innata, suelen agruparse en enormes bandadas que sobrevuelan las laderas montañosas y los valles en busca de presas lo bastante indefensas como para atreverse a atacarlas. Cuando una horda de Hombres Bestia o un ejército de Elfos Oscuros se dirigen a la batalla, estas criaturas bestiales y salvajes se posan impacientemente entre los árboles para descender de las ramas nudosas cuando el enemigo se aproxima. En caso de batalla, sobrevuelan el campo de batalla en grupos grandes y andrajosos, a la espera de la oportunidad de lanzarse en picado sobre víctimas heridas o demasiado débiles para defenderse.

Arpía imagen 5ª Edición

A las Arpías les preocupa poco de dónde provenga su próxima comida, pues son carroñeras y oportunistas, y lo mismo están dispuestas a robar huevos del nido de un Águila Gigante que a hacer incursiones en granjas para cazar reses, raptar ancianos y enfermos en una aldea apartada, o recorrer un campo de batalla para rapiñar la carne que se pueda aprovechar de los cadáveres. Esto no significa que las Arpías no estén dispuestas a atacar a criaturas más grandes o mejor armadas que ellas mismas, pero la bandada en conjunto puede tardar bastante rato en reunir el coraje suficiente como para atreverse a correr ese riesgo. Si las Arpías consideran que tienen una ventaja numérica suficiente, se lanzarán al combate entre agudos chillidos, tratando de despedazar al enemigo con sus garras. Pese a lo que pueda parecer, las Arpías no albergan el menor sentido de lealtad por sus congéneres: si una de ellas resulta muerta en la batalla, las demás la devorarán con la misma avidez con la que devoran a los enemigos.

Cuando más peligrosas resultan las Arpías es cuando Morrslieb resplandece plena en el cielo. Los hechizantes rayos de luz de la luna del Caos hacen enloquecer a las Arpías, volviéndolas mucho más salvajes que en ningún otro periodo del año, y también mucho más dispuestas a correr peligros en su búsqueda de comida. Las aldeas de montaña y las caravanas comerciales doblan la guardia cuando Morrslieb luce llena, a fin de vigilar que ninguno de sus habitantes sea arrastrado hacia las alturas por una bandada de Arpías.

En las fétidas guaridas de las Arpías se acumulan huesos de cadáveres y basura de todo tipo, pero aquellos lo bastante valientes como para inspeccionar esos lugares pueden encontrar en ocasiones algún tipo de tesoro (pues las Arpías sólo valoran la carne, y tiran cualquier otra cosa que encuentran). Habitualmente las Arpías viven en las cuevas de los Desiertos del Caos y en el Territorio Troll, pero a menudo se dirigen a las tierras del sur, habitando en los bosques de Naggaroth y del Viejo Mundo, donde se unen a criaturas igual de maliciosas que ellas.

Arpías en los Ejércitos[]

Arpías libro Hombres Bestia 7ª

No hay orden ni líder entre las Arpías, al menos no más que el existente entre las bestias más salvajes. Sus gritos agudos traspasan el aire y proyectan una sombra de terror sobre los que hay abajo. Los habitantes del Viejo Mundo y Ulthuan consideran que la visión de una bandada de Arpías es una maldición terrible, especialmente si ocurre en una ciudad, aldea o granja. Y la verdad es que tienen buenas razones para ello porque los Hombres Bestia o los Druchii no suelen andar lejos.

Elfos Oscuros[]

En el Reino de los Druchii, las Arpías son abundantes en la ciudad de Karond Kar, donde los Elfos Oscuros suelen presenciar un espectáculo sangriento que los llena de euforia y miedo a partes iguales. Sobre las piras de sacrificios planean las Arpías, bestias aladas con una belleza animal. Algunos elfos afirman que son las almas de Elfas Brujas muertas que han cobrado vida, otros simplemente creen que son una manifestación de Khaine. La verdad es que las Arpías son tan crueles que cualquiera de las teorías podría ser cierta.

Para los Druchii, estas criaturas tienen un temperamento similar al de ellos, ya que las bandadas de Arpías se deleitan atormentando a sus víctimas y dándose un festín con su carne cruda. Según la tradición Druchii, las Arpías se consideran una señal de buena fortuna y al parecer se cree que, si alguna vez abandonaran Karond Kar, la ciudad caería en manos enemigas en tan solo noventa días.

Hombres Bestia[]

En los bosques del Viejo Mundo, los campamentos de los Hombres Bestia están infestados de nidos de Arpías. Es como si las criaturas se vieran atraídas por las mismas fuerzas que obligan a concentrarse a los Hombres Bestia para matar cautivos ante los lugares sagrados de los Dioses Oscuros. Mientras los Hombres Bestia llevan a cabo sus rituales ocultos, las Arpías miran feroces e inquietas desde las ramas más altas, esperando el momento en que los Hombres Bestia caigan dormidos a causa de sus excesos. Entonces, las Arpías descenderán para llevarse los huesos de las víctimas sacrificadas por los chamanes del rebaño, peleándose entre ellas por ver cuántos pedazos pueden llevarse.

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Elfos Oscuros (7ª Edición), pág. 55.
  • Ejércitos Warhammer: Hombres Bestia (7ª Edición), pág. 47.
  • Suplemento: Tormenta de Magia, pág. 92.
Advertisement