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Aracnarock

De las muchas arañas que infestan los bosques salvajes, la colosal Araña Aracnarok es la de mayor tamaño. Se trata de un depredador prácticamente imparable, y más grande que una casa de cualquier ciudad del Imperio.

Descripción[]

En las profundidades insondables de los bosques, donde nunca penetra el sol, esta descomunal monstruosidad de ocho patas es capaz de emboscar y aniquilar a rebaños enteros de Hombres Bestia, en incluso a presas de gran tamaño como los Gigantes o los Cigors. Tras incapacitar a sus presas más grandes con su potente veneno que disuelve la carne y los tejidos, la Aracnarok empezará a absorber sus órganos internos licuados mientras todavía están vivas, aunque paralizadas.

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Respecto a las víctimas de tamaño humano o menor, la Aracnarok las enredará en capullos de telaraña amontonados a centenares. Las toxinas que contiene la telaraña son tan potentes que un hombre completamente enredado en ella quedará reducido a un montón de gelatina putrefacta, una papilla rica en proteínas y lista para ser consumida. Se sabe de Arañas Aracnarok que han capturado a toda una aldea cuyos habitantes han sido tan insensatos como para edificar cerca de la morada boscosa de una de estas criaturas. Pese a su increíble tamaño, la Aracnarok puede trabajar en completo sigilo para encerrar a toda una villa en una red de telarañas más gruesas que los brazos de un Orco. Una vez que se ha asegurado de que los habitantes no podrán escapar de la trampa, se dedicará a comérselos vivos.

Desde que los Goblins entraron por primera vez en los bosques primigenios, se vieron convertidos en presas para las arañas que habitaban estos lugares. Los goblinoides no tardaron en adaptar sus costumbres al entorno boscoso, convirtiéndose en los precursores de los Goblins Silvanos. Pronto se dieron cuenta de que las Arañas Gigantes podían ser derrotadas y, con el paso del tiempo entrenadas como monturas. Hasta las Arañas Gigantes de mayor tamaño podían ser puestas en fuga, y si se lograba capturar a sus crías se las podía alimentar y domesticar para convertirlas en poderosas monturas. Sin embargo, las únicas a las que los Goblins no parecían ser capaces de enfrentarse eran las Aracnarok. Por suerte las Aracnarok eran muy poco comunes, pero aun así las escabechinas que causaban en los campamentos Goblins resultaban bastante frecuentes, hasta el punto de obligarles a abandonar por completo la zona en cuestión, si es que toda la tribu no acababa masacrada.

Los Goblins le dieron vueltas al asunto y razonaron que, si bien no iban a poder derrotar a aquellos enormes arañotes, quizá al menos sí que podrían aplacar su furia. Así, junto a los tradicionales ídolos de Gorko y Morko, fueron apareciendo tótems de ocho patas, engalanados con cráneos llenos de telarañas.

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Gracias a las diminutas arañas Calavera Púrpura, una especie que habían descubierto recientemente, los chamanes Goblins Silvanos descubrieron que masticando cierta cantidad de estas criaturas actuaban como un potente alucinógeno, si bien extremadamente tóxico, con el que entrar en trance y llegar "al otro lao" donde contaban historias de "El Del Mogollón De Ojoz, Akel Ke Ze Atiborra Dezde Máz Allá" al resto de goblinoides. De está forma, con los chamanes con sus lenguas hinchadas y teñidas de púrpura nació la adoración por el "Dioz-Araña". Los Goblins Silvanos siguieron sin pestañear las enseñanzas de sus chamanes. Y de ese modo nació el "Kulto de la Araña". Aunque Gorko y Morko no fueron dejados de lado. Pronto se extendió el culto y los chamanes empezaron a crear espantosos y sangrientos rituales a mayor gloria del Dios-Araña, mientras las tribus le ofrecían todo tipo de elaborados sacrificios.

Quien sabe qué pensamientos tienen lugar tras los múltiples ojos de una Aracnarok, si es que tal criatura piensa, pero el caso es que aquellas moles de ocho patas dejaron de atacar los campamentos Goblins Silvanos que se habían rodeado de tótems al Dios-Araña. De hecho, algunas Aracnaroks empezaron a arrastrarse hasta los claros en el límite de dichos campamentos, para contemplar cómo los goblinoides llevaban a cabo sus "danzas de la araña" a la luz de las fogatas, y cómo les ofrecían presentes en forma de sangre fresca. Algunos chamanes, envalentonados, se atrevieron a acercarse a sus ídolos vivientes. Al principio muchos trataron de comunicarse con ellas pero sólo para ser devoradas de inmediato.

Finalmente, descubrieron las propiedades místicas de las pequeñas arañas Calavera Púrpura: un chamán que masticase la suficiente cantidad de esas bulbosas y sabrosas criaturas y que no muriese de inmediato por la sobredosis de veneno, una muerte horriblemente dolorosa entre violentos estertores, lograría entrar en un estado de shock que le permitiría abrir su mente a las infinitas vistas y caminos del "otro lao", y haría que su cuerpo se debatiera en una secuencia de rítmicas convulsiones. Esta especie de estrafalaria danza sincopada tenía el efecto de llevar a un profundo trance a cualquier Aracnarok que estuviese mirando, haciendo que se balanceara atrás y adelante en su encorvadas patas, la enclenque imagen del chamán Goblin reflejándose multiplicada en los negros orbes de sus muchos ojos. Bajo aquella suerte de hipnosis, los chamanes descubrieron que podían comunicarse de manera básica con una Aracnarok.

Araña Aracnarok Rostro

Desde entonces los feroces ataques se terminaron por completo, y los Goblins Silvanos aprendieron que podían atraerlas a donde quisieran con las suficientes ofrendas de sangre fresca. En vez de huir de aquellas enormes bestias, los Goblins Silvanos empezaron a buscarlas activamente, acampando en sus guaridas. De ese modo, podían ofrecerles sacrificios y utilizar a sus chamanes para hacerlas salir en caso de que algún enemigo peligroso se acercara demasiado al campamento.

Los Aracnaroks empezaron a crecer e hincharse aún más, debido al suministro de presas vivas y otras ofrendas ricas en sangre. Muchas arañas empezaron a quedarse durante largos periodos en sus oscuros nidos, pues gracias a los Goblins Silvanos ya no necesitaban salir para buscar comida. Con el paso del tiempo, las Aracnaroks desarrollaron tal tolerancia, que estos apenas necesitan llevar a cabo rituales para mantenerlas calmadas. De hecho, incluso empezaron a permitir a los pequeños goblinoides subirse a sus masivos cuerpos tratándolos como si fueran crías recién nacidas que necesitaban que su madre transportase de un sitio a otro. Los Goblins Silvanos llegaron al punto de diseñar plataformas de disparo con almenas y aspilleras, que instalaban sobre la espalda de las Aracnaroks, uniéndolas mediante pequeños vástagos de arboles y numerosos cordeles de seda de araña.

A lo largo de los siglos, muchas Aracnaroks se han mostrado más satisfechas con la nueva vida de lujo y adoración que les proporcionan los Goblins Silvanos, y han mantenido sus masivos cuerpos casi completamente inactivos en enormes nidos subterráneos, semienterrados bajo las montañas de restos de victimas y de sus propios excrementos. Para los Goblins Silvanos, estos repugnantes pozos son los lugares más sagrados del Kulto de la Araña. Cuando necesitan los servicios de una de estas antiguas monstruosidades, su chamán se coloca frente a la guarida e invoca a la bestia mediante un ritual lleno de gemidos y convulsiones. Lo primero que emerge son las patas frontales de la Aracnarok, con las cuales hará fuerza para impulsar el resto de su pesadillesca masa fuera de su fétida guarida. Tras ser equipada con plataformas de disparo, altares dedicados al Dios Araña o incluso toscas catapultas, la reina de los arácnidos se arrastrará hacia la batalla para aterrorizar una vez más a los habitantes de la superficie.

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Imágenes[]

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