Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo

¡Estamos preparando el siguiente sorteo en nuestro Patreon!

LEE MÁS

Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Robar Alma por Matthew Starbuck

El Alma es la fuerza vital y la esencia espiritual que se encuentra en cada entidad mortal existente, desde la bestia más humilde hasta los campeones más grandes del mundo. Existen muchas creencias con respecto al alma entre las razas y culturas del mundo, pero son pocos los que verdaderamente entienden su naturaleza y su destino más allá de la vida.

Es necesario destacar que algunos diferencian el alma del espíritu, a pesar de que se suele usar como sinónimo por la mayoría de personas.

Conceptos Básicos[]

No se sabe la verdad exacta sobre el origen o el destino del alma, siendo materia de debate entre los sacerdotes, eruditos y hechiceros de todo el mundo. Sin embargo, se sabe que no todas las almas son iguales y varían enormemente entre sí; la raza, la conexión con la magia e incluso la personalidad son determinantes. Es un hecho que los Poderes Ruinosos y los Demonios del Caos mercadean y consumen almas como forma de incrementar su poder, ambicionando las de personas en concreto y buscando la servidumbre eterna de los mortales en el proceso. Para las entidades del Reino del Caos, las almas de los mortales son como un producto de consumo exquisito con el que deleitarse.

También se sabe con certeza que las almas tienen olores y colores característicos, diferenciándose entre sí y solo pudiendo percibirse por unos pocos con capacidades extraordinarias. Los Corceles de Slaanesh tienen la capacidad de catar los vientos y buscar los espíritus de los mortales como un animal mortal olfatearía la brisa; cada alma tiene un olor característico y, tras catarlo una vez, el Corcel puede seguir a una criatura específica toda la eternidad. Los Condes Vampiro y su subordinados vampíricos se reproducen mediante el Beso de Sangre para perpetuar su estirpe, y entre un sin fin de características que buscan los Clanes Vampíricos entre los mortales para sumarlos a sus filas hay una característica común fundamental para convertirse: la oscuridad de su alma. Estas personas suelen poseer una chispa oscura, una cierta sombra en su alma que su "padre en la oscuridad" puede ver, enrollada y esperando su momento. Se desconoce cuan metafórico es este concepto entre estas criaturas, pero sin él la transformación no se puede dar.

Es necesario destacar en lo referente a los demonios y el alma una temible enfermedad: el mortal contagiado con la Podredumbre de Nurgle. La Podredumbre de Nurgle es una aflicción voraz que combina las peores cualidades de todas las plagas y pestilencias que corrompen y matan todo lo que goce de vida. La Podredumbre de Nurgle es temida por todos, puesto que no termina con la muerte. De hecho, no es una mera enfermedad mortal, sino un contagio demoníaco que infesta el alma y el cuerpo de forma despiadada. No solo corrompe y mata el cuerpo vivo, sino que además corrompe el alma de la víctima. Por eso se cree que el alma de un mortal que perezca a causa de esta enfermedad queda ligada al Dios de la Plaga y condenada al servicio eterno como un ulceroso Portador de Plaga de Nurgle.

Por último cabe mencionar que, si bien el término espíritu se usa indistintamente para referirse al alma por la mayoría de personas, los sabios y eruditos en la materia lo diferencian para señalar un fragmento o eco residual del alma, o para designar una entidad mágica normalmente incorpórea. No obstante, se debate hasta que grado difieren, puesto que puede ser un mismo fenómeno sin comprenderse del todo.

El Alma y la Magia[]

Por lo general, tanto los cultos del mundo conocido como los Colegios de la Magia admiten que existe un plano inmaterial más allá del que ocupan ellos. Todas las criaturas vivas del plano físico poseen algún tipo de espíritu que vive en este plano inmaterial o que viaja a él tras la muerte de su cuerpo físico. Pero la inmensa mayoría de la gente del Viejo Mundo tiene, en el mejor de los casos, una comprensión muy vaga y difusa de esta noción. Los grandes archimagos de la Torre de Hoeth, en Ulthuan, podrían emplear la analogía de que al igual que los cuerpos y mentes de los mortales habitan el mundo mortal, sus almas (o sombras inmateriales) viven en el Aethyr. Pero incluso esta explicación resulta demasiado simple, pues estos espíritus son mucho más complejos que la mera sombra de la vida mortal. Son eso y mucho, mucho más.

Muchos sacerdotes y clérigos del Imperio creen que este plano espiritual es el limbo de Morr, el dios de la muerte y del final, y que las almas van a él cuando muere el cuerpo. Algunos clérigos del culto de Sigmar y muchos devotos de Ulric creen que sus deidades concretas poseen un plano propio, al que van sólo los más devotos y fieles, evitando así la vida de ultratumba de Morr. Además de esto, la mayoría de los viejomundanos comparten la creencia generalizada de que aquellos que adoran a los poderes y fuerzas de la Vieja Oscuridad, los dioses demoníacos, o quienes viven sin mostrar a los dioses el respeto y veneración que requieren y merecen, serán absorbidos por los infiernos eternos del Reino del Caos.

En cierto sentido todas estas creencias son ciertas, pero también tienen una visión muy limitada, envuelta en siglos de antología, tradiciones vinculantes, fe y superstición. Pocos sacerdotes o clérigos, (en realidad, casi nadie) identifican los reinos divinos o el limbo de Morr con el mismo lugar, estado o cosa llamado Aethyr, al que los magísteres del Imperio se refieren como el origen de sus poderes. El clero de Sigmar predica que los brujos, brujos oscuros y hechiceros sin formación que operan fuera del amparo de los Colegios Imperiales de la Magia emplean el aliento impío de los demonios para lanzar sus hechizos, de modo que algunos han identificado la magia con el Reino del Caos de los Dioses Oscuros.

Los Elfos y el Destino del Alma[]

Desde la llegada del Caos, los Elfos tienen una maldición que provoca que sus almas puedan ser devoradas por Slaanesh cuando sus cuerpos mortales perecen. Por desgracia, pocas deidades élficas pueden ofrecer salvación, ya que los Dioses del Caos rompieron el poder del Panteón Élfico tiempo atrás. Los pocos que pueden interceder son poco fiables u ofrecen una alternativa poco mejor.

Así pues, las almas de los Elfos están constantemente en peligro de ser devoradas por el Dios del Caos Slaanesh o de ser arrastradas al Mirai, su Inframundo. Para evitar estos destinos, los Altos Elfos generalmente unen sus espíritus a los Monolitos de su tierra de Ulthuan, mientras los Asrai unen sus almas a Athel Loren. Solo los Elfos Oscuros permanecen sin protección contra los peligros que amenazan las almas de los Elfos.

Los Enanos y el Destino del Alma[]

Los Enanos creen que, tras su muerte, sus almas son arrastradas a la tierra, hasta las raíces mismas de las montañas, donde residen en los Salones de los Ancestros. Este hogar espiritual fue tallado por Grungni, y lo estableció junto a los demás Dioses Ancestros después de su muerte. Todas las almas enanas terminan en los Salones de los Ancestros, pero donde residirán dentro de esas salas dependerá de cómo hubiera vivido el enano su vida.

Artículos relacionados:

Los Humanos y el Destino del Alma[]

Todos los humanos del Viejo Mundo comparten una visión común de lo que ocurre a las almas de los muertos. Según ellos, pasan al Reino de Morr, el inframundo gobernado y vigilado por el Dios de los Muertos. El propio Morr se encarga de proteger las almas de los difuntos de las maquinaciones de su hermano Khaine, los practicantes de la nigromancia, y los Dioses del Caos.

El Imperio[]

En el Imperio se tienen varias nociones propias del alma. Algunos clérigos del culto de Sigmar y muchos devotos de Ulric creen que sus deidades concretas poseen un plano propio, al que van sólo los más devotos y fieles, evitando así la vida de ultratumba de Morr.

El Magistorum Chaotica afirma que el alma existe como una tríada; sus partes se denominan "Qeyos" (la energía espiritual o magia bruta), "Feyos" (el ser interior inconsciente o no sensible) y "Deyos" (una fuerza intermedia entre los reinos internos del pensamiento y el mundo físico y que actúa como una especie de conciencia espiritual). Sin embargo, el Culto de Sigmar afirma que el alma existe como una díada espiritual, denominada "animus" y "anima" (su identidad y energía respectivamente). Además, el filósofo imperial Neustadt, en su obra De Re Munde, postuló que todos los seres vivos poseían almas, incluso mutantes y Hombres Bestia.

Artículos relacionados:

Nehekhara[]

En Nehekhara debido a su cultura se podía encontrar una concepción propia y bastante peculiar sobre las almas de los mortales. Los Sacerdotes Funerarios sostenían que todo ser mortal consciente de sí mismo consta de siete partes:

  • Kha: el cuerpo físico.
  • Ka: ego, razón, pensamiento abstracto.
  • Ba: yo subconsciente, emoción.
  • Ab: la conciencia del bien y el mal, la capacidad de elegir entre los dos, la conciencia.
  • Khaibit: la sombra física de un ser. Para los sacerdotes Liche, la existencia de una sombra era un subproducto de la existencia y mostraba que el ser en cuestión era mortal o al menos afectado por el tiempo.
  • Ren: el verdadero nombre. La "noción" o "idea" de un ser, el significante del yo y la identidad generada a través de la interacción con el mundo, cómo se recuerda a una persona en la historia.
  • Sekhem: fuego del alma / energía aetirica.

Juntos "Ka", "Ba", "Ab", "Ren" y "Sekhem" formaron lo que los Sacerdotes Funerarios llamaron "Akhu", la unión de todas estas partes juntas que consistía en lo que los humanos posteriores clasificarían como almas. Para asegurar que el "Akhu" no se fragmentara después de la muerte, se desarrollaron rituales de momificación que unen las partes más vulnerables del alma al cuerpo físico, protegiéndolas del hambre de los demonios y guiando a sus espíritus al descenso en el Reino de las Almas.

Como esta forma física todavía sufre por el paso del tiempo, los Sacerdotes Funerarios estudiaron más a fondo lo que llamaron "Sahu", las formas físicas temporales que crean los demonios y djinn cuando interactúan con el mundo físico. Teorizaron que un "Akhu" podría estar vinculado a un "Sahu" para permitir la verdadera inmortalidad. El principal problema era que el "Sahu" de demonios y djinn era en última instancia inestable y dependía de los Vientos de la Magia para existir.

El Culto Mortuorio no encontró solución a ese problema hasta que Nagash fue pionero en el arte blasfemo de la Nigromancia al combinar la tradición de los Sacerdotes Funerarios con el conocimiento de la Magia Oscura obtenido de los prisioneros Druchii. En su composición final, todas las almas son diferentes y, por lo tanto, un alma, aunque esté completa, no es igual a otra.

La tradición nigromántica se suscribe a esta cosmovisión y clasifica a los muertos vivientes según la parte de su alma que falta.

Fuentes[]